Como si se tratase de Lisa metida en la burbuja de
Bart intentando ser guay para la clase existen en la realidad ejemplos que se
extienden hasta el infinito. Quien no tiene el típico amigo que te has encontrado
treinta mil millones de veces por la calle y te ha dicho con menos
convencimiento que Nacho Vidal cuando dice que odia su trabajo, que te suelta
aquello de……Hombre!! Cuando tiempo!!! Y empezáis a hablar cuatro tonterías
antes de que acabe en una conversación de las denominadas “conversaciones de
ascensor” y acabas con un…. a ver si nos vemos!!! Esta frase ha sido utilizado
de manera ancestral para señalar una fecha que puede ir desde hoy a…..nunca?
estáis muy equivocados, tiene fecha y hora. Hay otros que concretan una cita
que tiene la misma validez que la fórmula anterior, pero que requiere un
esfuerzo superior, ¿acudir?, volvéis a errar nuevamente, analicemos pues ambas
conductas.
A los amiguetes que no concretan cita los llamaremos
“colegas de otro tiempo” y a los que te citan con el destino los llamaremos
“colegas de texto”, todo tendrá su explicación.
Los “colegas
de otro tiempo” son un espécimen que responde a las siguientes
características: hombre o mujer con el que te has criado desde que eras un
enano y que de repente se tienen unas obligaciones, llamémosle X, novia o que
llevan unos calzonazos de cuello vuelto. Pues bien, este género de colegueo
tiene sus fases de desarrollo. La primera de ella va desde que eres pequeño y
compartes todo, a veces hasta tías; la segunda es aquella en que sois adultos
seguís acudiendo a todo tipo de planes, sean alcohólicos o no y que acaban en
un “te quiero tío etílico”; la tercera fase es aquella en la que un día de
solsticio de verano, conjugación de los astros, o los dioses gurun dungun del
Congo ponen dos tetas o un buen trasero en su camino, fase está en la que el
contacto suele ir a menos; y por último esta la fase conocida como “Lisa en la
burbuja”, es decir, dichas tetas, una vez guiadas por el karma, los astros, o
el apetito sexual deciden procrear en otros campos, es ahí amigos, cuando la
maquinaria se pone a punto, es el momento de la caducidad que antes he
mencionado. La cita del “a ver si nos vemos” ha llegado. No es que te lo suelte
sino que llevará a cabo un intento de agotamiento mental y cansineo constante
de llamadas para acabar con la caducidad de esa cita, en otras palabras, te
freirá a sms, privados en las redes sociales, llamadas al fijo, señales de
humo, palomas mensajeras, mensajes en botella, incluso mensajes al Messenger,
para que quedes con él. El motivo está claro, se han convertido en Lisa dentro
de la burbuja de aislamiento de Bart!! Quieren recuperar la amistad que ellos
mismos han tirado por la ladera en la que Ralph y Nelson se tiraban en la
escena anterior. Avisados quedáis, que no os pille el tren, por muy chu chu chu
chuli que sea.
Por otro lado tenemos
los “colegas de texto”, como es
normal también tienen unas características, al contrario que los atemporales,
estos colegas su distracción no surge por unas tetas, sino por otros motivos,
entre los más comunes están, el trabajo, las oposiciones, que tienen la agenda
de Barack Obama, o que pasan de tu cara pero no tienen agallas para decirlo y
te lo sueltan. Pero entonces se preguntarán, ¿si han concretado cita como lo
hacen para no ir? Eh ahí el kit de la cuestión, se denominan colegas de texto
no porque su definición científica sea colegus
sem cojonus pero decirlum sino
porque esta gente, (ocultamente patrocinados por las grandes empresas de
telefonía como Orange, Vodafone o Telefónica) hasta la llegada del Whatsapp, se
gastaban la mitad del sueldo, o por aquellos tiempos, de la comida del recreo,
en mandar sms de última hora inventándose excusas malísimas y que pueden ir
evolucionando a peor conforme van pasando las no-citas. Entre las más
comentadas están las de: estoy malo con fiebre (en Agosto como no te resfríes
de coger el mojito con las pelotas es casi imposible), tengo que quedarme con
mi abuela (abuelas que ni sienten ni padecen, algunas por la edad, como el
perro de Jimmy Hendrix, u otras porque están con Encías Sangrantes, más tiesas
que la mojama y piensan que no lo sabemos) o incluso una de mis favoritas que
se la cojo a un buen amigo, aquella de….yo es que en Invierno no salgo (es que
mi amigo no conoce a Mr. Quitanieves, puede ser más creíble de lo que parece),
así hasta tener miedo por una guerra termonuclear.
Es una pena este tipo
de gente porque como la cosa no vaya bien, en sus respectivas obligaciones,
impuestas por ellos mismos en la mayoría de las veces o que les vienen
impuestas porque la goma de los calzoncillos les aprieta demasiado, puede
pasarle lo que a Martin Prince………..que se queden solos con la minga al aire,
sin piscina y esperando que con su canción del viento estival aparezca algún
colega que lo soporte; difícil, la mayoría de las mingas no causan ese efecto,
y eso lo sabe hasta Nacho Vidal que lo está pasando fatal.
Así está la prosa….

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