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viernes, 4 de diciembre de 2015

MIRAD ES LISA Y QUIERE RECUPERAR NUESTRA AMISTAD!!



Como si se tratase de Lisa metida en la burbuja de Bart intentando ser guay para la clase existen en la realidad ejemplos que se extienden hasta el infinito. Quien no tiene el típico amigo que te has encontrado treinta mil millones de veces por la calle y te ha dicho con menos convencimiento que Nacho Vidal cuando dice que odia su trabajo, que te suelta aquello de……Hombre!! Cuando tiempo!!! Y empezáis a hablar cuatro tonterías antes de que acabe en una conversación de las denominadas “conversaciones de ascensor” y acabas con un…. a ver si nos vemos!!! Esta frase ha sido utilizado de manera ancestral para señalar una fecha que puede ir desde hoy a…..nunca? estáis muy equivocados, tiene fecha y hora. Hay otros que concretan una cita que tiene la misma validez que la fórmula anterior, pero que requiere un esfuerzo superior, ¿acudir?, volvéis a errar nuevamente, analicemos pues ambas conductas.
A los amiguetes que no concretan cita los llamaremos “colegas de otro tiempo” y a los que te citan con el destino los llamaremos “colegas de texto”, todo tendrá su explicación.
Los “colegas de otro tiempo” son un espécimen que responde a las siguientes características: hombre o mujer con el que te has criado desde que eras un enano y que de repente se tienen unas obligaciones, llamémosle X, novia o que llevan unos calzonazos de cuello vuelto. Pues bien, este género de colegueo tiene sus fases de desarrollo. La primera de ella va desde que eres pequeño y compartes todo, a veces hasta tías; la segunda es aquella en que sois adultos seguís acudiendo a todo tipo de planes, sean alcohólicos o no y que acaban en un “te quiero tío etílico”; la tercera fase es aquella en la que un día de solsticio de verano, conjugación de los astros, o los dioses gurun dungun del Congo ponen dos tetas o un buen trasero en su camino, fase está en la que el contacto suele ir a menos; y por último esta la fase conocida como “Lisa en la burbuja”, es decir, dichas tetas, una vez guiadas por el karma, los astros, o el apetito sexual deciden procrear en otros campos, es ahí amigos, cuando la maquinaria se pone a punto, es el momento de la caducidad que antes he mencionado. La cita del “a ver si nos vemos” ha llegado. No es que te lo suelte sino que llevará a cabo un intento de agotamiento mental y cansineo constante de llamadas para acabar con la caducidad de esa cita, en otras palabras, te freirá a sms, privados en las redes sociales, llamadas al fijo, señales de humo, palomas mensajeras, mensajes en botella, incluso mensajes al Messenger, para que quedes con él. El motivo está claro, se han convertido en Lisa dentro de la burbuja de aislamiento de Bart!! Quieren recuperar la amistad que ellos mismos han tirado por la ladera en la que Ralph y Nelson se tiraban en la escena anterior. Avisados quedáis, que no os pille el tren, por muy chu chu chu chuli que sea.
Por otro lado tenemos los “colegas de texto”, como es normal también tienen unas características, al contrario que los atemporales, estos colegas su distracción no surge por unas tetas, sino por otros motivos, entre los más comunes están, el trabajo, las oposiciones, que tienen la agenda de Barack Obama, o que pasan de tu cara pero no tienen agallas para decirlo y te lo sueltan. Pero entonces se preguntarán, ¿si han concretado cita como lo hacen para no ir? Eh ahí el kit de la cuestión, se denominan colegas de texto no porque su definición científica sea colegus sem cojonus pero decirlum sino porque esta gente, (ocultamente patrocinados por las grandes empresas de telefonía como Orange, Vodafone o Telefónica) hasta la llegada del Whatsapp, se gastaban la mitad del sueldo, o por aquellos tiempos, de la comida del recreo, en mandar sms de última hora inventándose excusas malísimas y que pueden ir evolucionando a peor conforme van pasando las no-citas. Entre las más comentadas están las de: estoy malo con fiebre (en Agosto como no te resfríes de coger el mojito con las pelotas es casi imposible), tengo que quedarme con mi abuela (abuelas que ni sienten ni padecen, algunas por la edad, como el perro de Jimmy Hendrix, u otras porque están con Encías Sangrantes, más tiesas que la mojama y piensan que no lo sabemos) o incluso una de mis favoritas que se la cojo a un buen amigo, aquella de….yo es que en Invierno no salgo (es que mi amigo no conoce a Mr. Quitanieves, puede ser más creíble de lo que parece), así hasta tener miedo por una guerra termonuclear.
Es una pena este tipo de gente porque como la cosa no vaya bien, en sus respectivas obligaciones, impuestas por ellos mismos en la mayoría de las veces o que les vienen impuestas porque la goma de los calzoncillos les aprieta demasiado, puede pasarle lo que a Martin Prince………..que se queden solos con la minga al aire, sin piscina y esperando que con su canción del viento estival aparezca algún colega que lo soporte; difícil, la mayoría de las mingas no causan ese efecto, y eso lo sabe hasta Nacho Vidal que lo está pasando fatal.

Así está la prosa….

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